¿son cobayas nuestros hijos?

Figura de referencia en el uso de las nuevas tecnologías en la infancia y adolescencia, L’Ecuyer elogia el movimiento de padres contra el uso de móvil antes de los 16 años, pero teme que “pueda morir de éxito ”

No cree en la eficacia del control parental ni en introducción de nuevas tecnologías en las aulas y defiende ferozmente la regulación: “Los gobiernos deben imponer normas estrictas con un criterio de sanidad pública”

La experta en educación Catherine L'Ecuyer desmonta en su última libro, Conversaciones con mi maestra, algunos mitos educativos
La doctora en Educación y en Psicología Catherine L’Ecuyer, afincada en Barcelona, Àlex Garcia

Rosanna Carceller / RAC1

Catherine L’Ecuyer (Canadá, 1974) es doctora en Educación y Psicología. Vive en Barcelona y es madre de cuatro hijos. Ha escrito libros como los best-sellers Educar en el asombro y Educar en la realidad (Plataforma), y Conversaciones con mi maestra. Dudas y certezas sobre la educación (Espasa). Su artículo The Wonder Approach to Learning se publicó en la revista Frontiers in Human Neuroscience, y es considerada una de las voces más respetadas en el mundo de la educación en todo el estado.

Conversamos con ella a raíz del debate sobre el aplazamiento del primer móvil hasta los 16 años, y la emergencia de grupos de WhatsApp y Telegram con miles de familias que reclaman una adolescencia sin teléfonos inteligentes. También aprovechamos para hablar con L’Ecuyer sobre nuevas tecnologías y educación, puesto que es especialista en el tema y pionera en el análisis crítico sobre la cuestión.

Los grupos de padres (contra los móviles) deben organizarse o acabarán víctimas de lo que denuncian: la saturación de información descontextualizada e irrelevante

Usted ha entrado en los grupos de padres y madres de Telegram y WhatsApp que trabajan por una “adolescencia libre de móviles” para ver lo que sucedía… ¿Qué le han parecido?

He entrado en 15 grupos. Es un verdadero fenómeno social, es un grito de socorro. Pero mi conclusión es que necesitan organizarse o morirán de éxito. Pueden acabar víctimas de lo que denuncian, que es la saturación de información descontextualizada e irrelevante. Además, este canal hace difícil profundizar en la alternativa, implicaciones, causas… Creo que ganaremos la batalla sólo desde el rigor y el conocimiento. Es necesario ir a los estudios.

¿Este movimiento de familias contra el móvil antes de los 16 años ha emergido con tanta fuerza en las redes sólo en Catalunya o en otros puntos del estado?

Catalunya ha sido pionera en el uso de WhatsApp y Telegram para organizarse para pedir cambios, pero la preocupación y la conciencia está por todo el estado. Muchos grupos de padres y madres piden lo mismo. Recibo todos los días consultas pidiendo recomendaciones de escuelas sin pantallas. En la Comunidad Valenciana creo que es donde existen más familias movilizadas y preocupadas por el tema.

¿El punto débil del movimiento de padres y madres para el aplazamiento del móvil es la excesiva diversidad de opiniones entre ellos?

Hay muchas sensibilidades distintas y discrepancias. No se ponen de acuerdo. Siempre tendrás el padre o la madre que diga, “bueno, depende de cómo se utilice el móvil o la tableta…” Es tan difícil el consenso que puede acabar saliendo una propuesta bastante descafeinada.

Hay peticiones en Change.org para que el Congreso prohíba el uso de los móviles en menores de 16 años… ¿Qué le parece la prohibición por ley?

En general, no me parece adecuada una ley que regule cómo educar a los hijos. Son padres y madres quienes deben decidir sobre la tecnología y si se introduce a los 14, a los 16 o a los 18 (yo me inclino por los 18 años). Defiendo ferozmente la legislación para crear un contexto que facilite la vida a las familias. ¿Qué significa? Que se legisle para regular a las empresas, no a las familias.

Son las familias quienes deben decidir si se introduce la tecnología a los 14, a los 16 o a los 18 años (yo me inclino por los 18). Defiendo la legislación para regular a las empresas, no a las familia

¿De qué forma? ¿Qué debe marcar la ley, según usted?

La ley debe marcar una edad mínima de entrada en las redes sociales. Los 13 años (la edad actual) es una barbaridad, y estamos hablando de salud pública. Se deben hacer responsables las tecnológicas con multas y consecuencias legales. Al igual que no podemos entrar en una casa a controlar si una criatura está fumando, lo que debes controlar por ley es la venta y el acceso a los dispositivos, e incluso te diría el acceso a las plataformas. Los gobiernos deben regular. Hay un montón de menores en PornTube. Debe de haber un mecanismo de control y verificación de las edades, es una jungla ahora mismo.

Y en cuanto a la entrada de móviles y tabletas en las aulas… ¿Se debe regular por ley?

Sí, el gobierno debe regular la entrada de móviles y dispositivos en el recinto de las escuelas y en la etapa infantil (no debería haber ninguna tecnología en esta etapa, por motivos de salud pública). Sobre la tecnología en las aulas, soy partidaria de solucionar la cuestión dando libertad educativa a los padres y centros. Si unos padres no quieren tabletas en las aulas, tendría que haber oferta de centros que ofrezcan esta opción. Si no regulamos empresas ni regulamos la educación, pero decimos a los padres y madres lo que deben hacer con sus hijos, les ponemos en una situación imposible. Hemos creado un ambiente en el que las familias no pueden educar, se ven obligados a ir en contra de todo. Debemos ayudarles.

¿Pero qué efectos negativos de los móviles se han demostrado en la adolescencia?

Se ha establecido que existe una relación entre el uso de las redes sociales y la depresión y otros problemas de salud mental. El gobierno de Estados Unidos va detrás de Facebook (de Meta) por estos motivos. La multitarea digital pasa factura y es aún peor en una persona que esté muy en contacto con la tecnología. Su capacidad de atención está muy mermada, hay una pérdida de la relevancia, hay peor oscilación entre las tareas, menos profundidad en el pensamiento y menos atención. Además, también se ve mayor impulsividad. En general, los estudios apuntan a que se aprende mejor en papel que en pantalla, escribir en papel es mejor que con teclado.

Los móviles no deben entrar en la habitación y hay que saber su contraseña: si le pides el teléfono a tu hijo o hija y no te lo quiere dar es que no era momento para dárselo

¿Qué se debe tener en cuenta antes de dar un móvil al hijo o hija?

Es necesario valorar la madurez del niño. Hay unas características que debe tener el niño o niña: ser capaz de inhibir los estímulos externos (capaz de decir “no hago clic aquí ahora porque no es el momento”, como en la vida real, no comerse algo si no es el momento, que tenga templanza). Debe saber diferenciar lo que es importante y urgente, debe tener criterio. También debe tener contexto y conocimiento para contextualizar la información. Debe saber distinguir lo privado de lo público, saber que no se comparten contenidos con derechos de autor o amparados por el derecho de la privacidad. La lista de requisitos antes de darle móvil es enorme. Lee también

Es imposible cumplir todo esto antes de tener un móvil. Ni siquiera los adultos lo cumplimos…

Por eso podemos caer en la adicción. Si a los 45 años no podemos resistir a los móviles, ¿cómo va a hacerlo un niño de 12? No puedes pedir a un niño de 12 o 14 años que beba de una boca de incendios con un vasito y no salpique. Los móviles y tabletas son dispositivos diseñados para la adicción. La atención de nuestros hijos es el producto de las plataformas y empresas tecnológicas.

¿El control parental funciona?

Si te planteas un control parental es que el niño no está preparado. El control parental falla y puede saltarse fácilmente. Se necesitan reglas, pero si como padres el punto de apoyo a nuestra decisión es que hay un filtro, no es suficiente. Tiene que haber una relación de confianza absoluta entre los hijos y los progenitores.

¿Se necesitan espacios sin tecnología?

Sí, para niños, jóvenes y adultos. Los móviles no deben entrar en la habitación, el primer smartphone no deben tenerlo en el bolsillo propio las 24 horas: debe ser en un espacio común y con una contraseña que todo el mundo sepa. Si le pides el teléfono a tu hijo o hija y no te lo quiere dar es que no era momento para dárselo. Tampoco debería haber móviles en las comidas. Además, no debe tener activadas las notificaciones, puesto que interfieren en la vida familiar.

Dejar a un bebé de 0 a 2 años consumir pantallas se podría calificar de maltrato porque puede ser nocivo a escala neurológica: lo dicen todas las sociedades pediátricas y los estudios

En niños más pequeños existe también mucha evidencia sobre el efecto de las pantallas…

Dejar a un bebé de 0 a 2 años consumir pantallas se podría calificar de maltrato. El Estado podría legislar para imponer un criterio de sanidad pública porque puede ser nocivo a escala neurológica. Lo dicen todas las sociedades pediátricas y todos los estudios son contundentes, no con un criterio educativo, sino de salud pública. De 2 a 5 años el acceso debe de ser de menos de una hora al día, y sólo contenido de calidad.

¿No existen estudios sobre beneficios de las pantallas en la infancia?

La Asociación Canadiense de Pediatría dijo en 2017 que «ningún estudio valida la introducción de las tecnologías en la infancia». No hay un conjunto de estudios de calidad que diga que existen beneficios pedagógicos del uso de las tecnologías en el aula en la etapa preuniversitaria. La industria tiene como modelo la obsolescencia tecnológica. Lo que ocurre es que los estudios serios tardan años en hacerse y el conjunto de estudios sobre una tecnología sale años después de que se haya adoptado. Por eso defiendo desde hace muchos años la cultura de la precaución. Lo que estamos haciendo es temerario, nuestros hijos y sus cerebros hacen de cobayas. Lee también

Usted ha sido muy crítica, desde hace muchos años, con la introducción de las nuevas tecnologías en las aulas…

En 2015, cuando publiqué Educar en la realidad (Plataforma), no se podía tener un discurso crítico con las tecnologías. Me contactaban colegios para dar una charla y de repente me cancelaban cuando se daban cuenta del revuelo que podía haber. Podía ser un riesgo para la escuela, sólo por dar mi opinión.

No había evidencias suficientes para adoptar el uso de los dispositivos como método educativo. Fue en un congreso de la industria (MWC 2015) donde se inició el debate. El poder de la industria es muy fuerte…

¿Qué dice exactamente sobre el uso de tabletas en el aula? ¿Cuál es el discurso tan polémico?

Yo digo que no había evidencias suficientes para adoptarlas como método educativo, no existe un conjunto de estudios de calidad en revistas indexadas que diga que hay beneficios educativos claros: y, en segundo lugar, que nos diga que hay una ausencia de inconvenientes serios. El peso de la prueba lo tienen las empresas tecnológicas, no los expertos, familias o escuelas. Quien introduce tabletas, las empresas, son las que dicen que existen ventajas.

¿Y si le pregunto si deben quitarse las tabletas de las aulas?

No entiendo por qué me hacen esa pregunta. La duda es: ¿debíamos introducir estos dispositivos en el aula? ¿Por qué ha entrado todo esto en el aula? En el MWC en Barcelona en el 2015 recuerdo escuchar a profesores diciendo que, según la Generalitat, había que introducir los móviles en las aulas. Fue en un congreso de la industria donde se empezó a hablar de todo esto. 

¿Utilizamos tabletas en las aulas porque lo ha acabado imponiendo la industria?

Es muy fuerte el poder de esta industria. Creo que no puede tener esa fuerza de decidir lo que entra en el aula. La industria tecnológica no tiene un know-how pedagógico. Lo que tiene son dispositivos con un montón de aplicaciones que funcionan con algoritmos. Estos algoritmos son estímulos frecuentes e intermitentes, y nuestros hijos terminan a remolque de los estímulos, una forma de mecanicismo educativo, lo que yo denuncio en mis libros. Los mecanicismos convierten al niño en un ser pasivo.

¿Qué significa esto?

Los estímulos continuados que nos vuelven pasivos es la filosofía que hay detrás de la gamificación, de las flipped classrooms: convertir el aula en un castillo de fuegos artificiales que nunca termina. La criatura se queda admirada o pasmada y el deseo de conocer esta admiración es necesaria para que se interese por la realidad a su ritmo, lentamente, desde dentro hacia fuera. Con las tecnologías lo que hacemos es embotar al niño y convertirlo en un ser pasivo. Se duerme su interés, pasa a estar desmotivado. El sobreestímulo lleva a la desmotivación.

¿Qué hacer ante esto? Usted habla de dos vías…

La primera es entrar en esta lógica y crear un ruido cada vez más ensordecedor, entrar en una espiral y subir los umbrales de sentir a niveles altísimos. La segunda, bajar el nivel de estímulos ayudándoles a reconectar con la realidad, la lentitud, ser capaces de tener una conversación, mirar en la cara, leer un buen libro.

¿Esto se está planteando ahora? ¿O la mayoría de centros están en la primera opción?

En la práctica estamos en la primera opción.

Este artículo se publicó originalmente en RAC1. 

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