¿Son nuestros alumnos nativos digitales?

Por Catherine L’Ecuyer, publicado en EDUforics el 26/10/18.

“Nuestros alumnos han cambiado radicalmente. Los alumnos de hoy no son los alumnos para los que fue diseñado nuestro sistema educativo… Nuestros profesores son Inmigrantes digitales, que hablan un lenguaje arcaico (el de la era pre-digital), luchan para enseñar a una población que habla un idioma completamente nuevo.” En un artículo publicado en 2001 en la revista New Horizon, (Mark Prensky, 2001) acuñaba un término que en poco tiempo fue popularizado en todo el mundo: Nativo digital.

El nativo digital se define como aquel que, por haber nacido en la era digital, concretamente después del 1984, está acostumbrado a recibir y procesar la información de una forma que no puede hacerlo el que nació antes de esa era (el llamado Inmigrante digital). Según esa “hipótesis”, los nativos digitales tendrían ventajas cognitivas que afectan positivamente en su aprendizaje, sobre la generación que les precede. Por ejemplo, tendrían una ventaja respecto a la multitarea tecnológica.

A pesar de su popularidad, ese concepto fue puesto en cuestión en varios estudios, desde 2008. Concretamente, un informe publicado por un grupo de académicos (Rowlans et al., 2008), estima que el concepto de Nativo digital está sobrevalorado. Si bien, reconoce que los jóvenes demuestran una gran familiaridad y agilidad técnica con las tecnologías, el informe concluye que dependen demasiado de los motores de búsqueda y carecen de las competencias críticas y analíticas para poder entender el valor y la originalidad de la información en la Web. En conclusión, el informe considera que la llamada “Generación Google” no alcanza el nivel de alfabetización digital que se le atribuye.

En 2017, la revista Teaching and Teacher Education publica un artículo en el que se hace una revisión de la literatura sobre el concepto de Nativo digital (Kirschner y De Bruyckere, 2017). Los autores concluyen que el concepto carece de fundamento científico. La creencia de que una persona nacida en la era tecnológica tiene más capacidades cognitivas relacionadas con el uso de la tecnología es un mito. Y la multitarea tecnológica también lo es.

Si bien es cierto que el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación al entorno, una aplicación demasiado simple y sin matices del concepto de plasticidad cerebral en el contexto educativo se puede prestar a malas interpretaciones. Tal como indica el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral, la plasticidad tiene sus limites. Por lo tanto la tensión a la que una persona esta sujeta es posible dentro de unos márgenes, más allá de los cuales los estímulos pueden inducir cambios que comprometen su integridad, y por lo tanto el aprendizaje (Executive Secretariat for Integral Development: Department of Education and Culture, 2007). De hecho, un estudio realizado por Clifford Nass (Ophir, Nass y Wagner, 2009), en la Universidad de Stanford, habla de las tres facturas que pasa la multitarea tecnológica1) un empeoramiento de la memoria de trabajo 2) una pérdida de la eficacia en la oscilación de una tarea a otra y 2) una pérdida del sentido de relevancia. Nass concluye: “los que hacen multitarea tecnológica están enamorados de la irrelevancia”.

Respecto a la educación digital, una recomendación europea de 2006 describe la importancia de desarrollar las siguientes competencias digitales: el uso del ordenador para poder encontrar, valorar, producir, presentar e intercambiar información, así como la participación en redes de comunicación en las redes. Ahora bien, desde 2006, ha pasado tiempo y el uso de los dispositivos electrónicos (Smartphone, redes, Internet, tabletas, ordenadores) ha cambiado y se ha multiplicado y normalizado entre jóvenes y también entre adultos, hasta el punto de convertirse en una preocupación a nivel educativo y social. En ese sentido, los resultados de muchos de los datos sobre los cuales se apoyan esos documentos están completamente desfasados.

De hecho, las competencias en las TICs se han enfocado, en muchas ocasiones, desde un punto de vista demasiado técnico (ej. manejo técnico de la herramienta, motores de búsqueda, etc.). Sabemos que el uso técnico de esas herramientas es relativamente fácil, puesto que la tecnología está diseñada para ser intuitiva. Es Plug & Play. La verdadera preparación para un buen uso de las tecnologías reside en la comprensión del contexto, que no se desarrolla en un entorno descontextualizado como es el contexto online. La mejor preparación se adquiere en el entorno offline, que es el mundo real. Lo que a menudo falta en el joven usuario es el criterio para poder valorar la información que se le propone. En realidad, ese espíritu crítico, poco tiene que ver con unas competencias digitales meramente técnicas. De hecho, el UNESCO (UNESCO, 2011) propone ahora un concepto mucho más actual y pertinente: la competencia (alfabetización) mediática o informacional.

Por otro lado, es crucial no confundir aprendizaje “individualizado” (un dispositivo por niño) con aprendizaje “personalizado”, o que se adapta al aprendiz mediante la sensibilidad del educador (sensibilidad de la que carecen los algoritmos). Un estudio realizado en el 2007 por McKinsey (Barber y Mourshed, 2007), compara 25 sistemas educativos exitosos en todo el mundo y concluye diciendo: “la calidad de un sistema educativo nunca estará por encima de la calidad de sus docentes”. ¿Por qué? El docente es aquel que conoce y ama a su materia y la trasmite con pasión, afecto, intuición y sensibilidad, cualidades que nunca tendrán los dispositivos tecnológicos, por mucho que el Silicon Valley esté dispuesto a invertir todo lo que quiera en ello. La educación es un asunto profundamente humano, no tecnológico.

La tecnología es una herramienta estupenda, pero como decía Steve Jobs:

“Había llegado a pensar que la tecnología podría ayudar en la educación. Probablemente haya encabezado esa creencia …. Pero llegué a la conclusión inevitable de que el problema no es algo que la tecnología pueda esperar solucionar. Lo que no funciona con la educación no se arregla con la tecnología (Wolf, 1996).”

Quizás entonces nuestros hijos no hayan cambiado demasiado con respecto a como nosotros aprendíamos. Si es así, habrá que buscar otras explicaciones y soluciones a la desmotivación y el desencanto que encontramos hoy en nuestras aulas. Steve Jobs también dijo, en otra ocasión, que cambiaría si pudiese toda su tecnología por una tarde con Sócrates. Siguiendo sus buenos consejos, quizás haya llegado el momento de retroceder y de preguntarnos ¿qué podemos hacer para que nuestros hijos vuelvan a enamorarse de lo relevante?. Como decía Newton, “solo se puede entender algo que tiene sentido”. Quizás no nos vendría mal entonces hablar un poco menos de alfabetización digital, y un poco más de alfabetización filosófica.

Referencias

  • Aslib Proceedings: New Information Perspectives. 60. 290-310.
  • Barber, M., & Mourshed, M. (2007). How the world’s best-performing school systems came out on top. Retrieved from McKinsey & Company website.
  • Executive Secretariat for Integral Development: Department of Education and cultura (2007). Inter-American Symposium: Understanding the state of the art in early childhood education and care: the first three years of life. Organización de los Estados Americanos. Consejo interamericano para el desarrollo integral.
  • Kirschner, P., De Bruyckere, P. (2017). The myths of the digital native and the multitasker. Teaching and Teacher Education. 67. 135-142.
  • Ophir, E., Nass, C., y Wagner, A. D. (2009). Cognitive Control in Media Multitaskers. PNAS. 106(37). 15583-15587.
  • Prensky, M. (2001). Digital natives digital immigrants. On the Horizon. NCB University Press, 9 (5) (2001). 1-6.
  • The European Parliament and the Council of the European Union. (2006). Recommendation of the European Parliament and of the council on key competences for lifelong learning(2006/962/EC). http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002160/216099s.pdf
  • UNESCO. (2011). Alfabetización mediática e informacional: Curriculum para profesores. Paris.

  • Barber, M., & Mourshed, M. (2007). How the world’s best-performing school systems came out on top. Retrieved from McKinsey & Company website.

  • Wolf, G. (1996). Steve Jobs: The Next Insanely Great Thing (continued). Wired. 4 de febrero.

4 comentarios sobre “¿Son nuestros alumnos nativos digitales?

  1. A propósito del niño y su entorno natural, tan importante para su desarrollo saludable, comparto estas líneas de un joven poeta argentino, José Ferrari, que lo dice con fuerza y claridad:

    «El entregamiento de los niños, si bien se observa, es una escuela de heroísmo. Esa espontaneidad sin miramientos, transparencia gestual y decidora, frontalidad abierta, pálpito para el arrojo, facilidad de llanto o sonrisa, son atributos de los pequeños. El hombre grande supo salir a su rescate y los cargó en su alforja para que la historia fuera maestra de la vida. El hombre medio se dejó ganar por el cálculo o la frivolidad, se avergonzó de su conducta limpia y desertó de ella con tal de tener un lugar en el siglo.
    Si el héroe sabe jugarse la vida es porque concibe la vida como un juego y la juega asumiendo los riesgos de sus implicancias. Contra toda vulgaridad y desviación sociológica le ha devuelto al juego su prestigio de revelación. Porque el alma infante se avista en sus juegos, donde sueña y recrea sus más insospechadas aventuras. Allí se libran las primeras batallas, se encantan los espacios, se inaugura la celebración y la fiesta, se habilita un vuelo de alabanza cultual. El juego es nutriente de carácter, prefacio del ocio y la liturgia, didáctica de entrega cordial. (Aclaro que me refiero al juego natural, gratuito y poético; no a las propuestas lúdicas modernas que requieren asesores y profesionales capacitados, herramientas tecnológicas e instrucciones de uso diversas).
    El héroe y el santo no son hacedores de destinos, son fieles a su vocación. Ellos no se hacen arquetipos, más bien renuncian a sus proyectos egoístas para disponerse a la obra de Dios. Es un blandir de alas para echarse al Viento del Espíritu que los llevará hasta donde no quieren… ¿No son los niños, por ventura, quienes danzan en ese pneuma incontenible sin el peso de torcidos deseos? ¿No son ellos, en su lúdica entrega, quiénes anticipan el jugarse entero y el vivir de cielo? El hombre del siglo, sopesando su futuro, se amarra cuidadosamente a la tierra para hacer previsibles sus pasos. Siempre previsibles y desgraciados, sin penas ni glorias.
    Esta abertura al abismo del viento, este querer flotar sin rumbo buscando ser sorprendidos por desconocidas alturas es haber regresado a la niñez, donde el sueño se amalgama con el vivir intenso y fresco. Por eso la disponibilidad y entrega decididas, porque en ellas germina una candidez de semilla: la confianza. Que no es la seguridad del que cree tener control y dominio (aunque de fondo se oiga un grito de desesperación), sino de quien espera la redención porque se sabe pequeño y, más aún, se sabe amado. La adultez nos hizo arrogantes, o sea, nos arrogó honores y derechos que no tenemos. Caímos en la trampa de creernos importantes por lo que somos cuando únicamente somos importantes por ser criaturas de Dios…»

    (JOSÉ A. FERRARI, Elogio de la niñez, Bs. As., Ed. Vórtice, p. 23-24)

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  2. Muy interesante el artículo. Para el niño, la tecnología no solo es nociva por su contenido sino por su esencia misma. Les va suprimiendo toda su capacidad de imaginación y memoria, les destruye sus sentidos internos, los inhabilita para el pensamiento. Es una desgracia realmente.
    Por eso hay que seguir insistiendo en la naturaleza y (como dijeron arriba) en los juegos saludables de antaño.
    Gracias. Gentilmente,
    A.

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  3. Interesante análisis. Me dejó pensando en la ausencia de una alfabetización filosófica. Quizás sea el punto de quiebre para una real innovación educativa.

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